lunes, octubre 10, 2011

El mejor amigo del hombre, hasta el final.


Kevin con su perrita, en su lecho de muerte.


Un indigente con un cáncer terminal pidió como último deseo poder ver por última vez a su perra, que había sido adoptada por otra familia. En el hospital se lo permitieron y pudo reencontrarse con la mascota antes de morir.

Kevin, un indigente de 54 años, compartió sus últimos años de vida con Yurtie, una perrita que le hizo compañía y satisfizo sus necesidades emocionales, en el estado de Iowa, en Estados Unidos. Tras serle diagnosticado un cáncer de pulmón en fase terminal perdió el contacto con Yurtie porque, por norma general, los animales no pueden entrar en los centros sanitarios.

Los largos periodos que estuvo en el hospital le impidieron cuidar de su fiel amiga, motivo por el cual fue dada en adopción a una familia que le ofrecía más estabilidad.

Su último ingreso hospitalario se produjo tras acudir a urgencias en ambulancia porque sus síntomas empeoraron. Durante el trayecto le comunicó a Jan Erceg, el paramédico que le atendió, que tuvo una perra y quería verla por última vez.

Tras decirle su nombre y describirla físicamente, Erceg recordó que en el refugio de animales donde trabajó como voluntario había una perra de esas características. Indagó y descubrió que, efectivamente, se trataba de Yurtie.

Hizo todo lo posible para que Kevin pudiera reunirse de nuevo con Yurtie y así fue. El hospital permitió el reencuentro y, según el propio Erceg, la perrita reconoció a Kevin desde el primer momento y mostró muchísima alegría cuando le vio. Kevin vivió el momento con intensa emoción y disfrutó de su compañía hasta que cerró los ojos para siempre.

Nunca estuvo solo. Vivió en la calle, aparentemente desamparado, pero Yurtie le ofreció la posibilidad de experimentar lo más importante para conformar la felicidad de cualquier ser humano: amar y ser amado.

sábado, octubre 01, 2011

El viaje a la playa. Parte 2.


...Cuando finalmente nos detuvimos, fuimos llevadas a el espectáculo mas grande, mucha arena donde jugar y agua, ¡mucha agua!.


Al principio me quemé las patas en la arena pero corrí hacia el agua pues tenía mucha sed… No fue buena idea tomarla, no sabía bien. De cualquier manera fue refrescante mojarme las patas que momentos antes me ardían por la arena caliente.

















Mi humanos, su hermano y yo nos metimos al agua mientras Aretha huía despavorida.


Estuvimos un rato jugando en el agua y luego nos sentamos en la arena mojada a esperar a los demás. En todo el tiempo que estuvimos en la playa, nunca pude quitarle la vista al mar. Era lo más maravilloso que jamás había visto y nunca lo olvidaré.




Después de un día de juegos y nadar me sentía muy cansada. Aretha, yo y todos los humanos nos fuimos a un cuarto a descansar y en cuanto me recosté ya no supe de mí. Estaba tan cansada que ni siquiera me paré a comer.

Al día siguiente, mi humano me levantó temprano para ir a la playa. Aretha nos siguió pero se regresó al cuarto al ver que nos meteríamos al agua. Después de un rato, me cansé y regresé a la arena con mi humano, pero el regresó al agua y casi se pierde ahí. Me angustie y sentí que tenía que ir por el pues podía pasarle algo así que me metí al agua y nadé rápidamente hacia él.
Resultó que estaba bien y me recibió abrazándome. Solo le gustaba nadar hacia el infinito, lejos de la arena. Creo que nunca  me acostumbraré a verlo desaparecer en el agua, no me gusta esa sensación.

Aunque Aretha le tenía mucho miedo al agua, la mamá de mi humano la metía y ella regresaba a tierra despavorida. Lo que si le gustó es jugar en la arena así que lo hicimos por horas.

Cuando me alejaba Aretha se asustaba e iba por mi.


De noche, todos nos sentamos alrededor del fuego a la luz de la luna a comer carne asada. No puede existir nada mejor que eso.

Un día, la mamá de mi humano y el cachorro de él, me cubrieron de arena en la playa. La sensación era rara, pero me estuve quieta por mucho tiempo hasta que ya no soporté la comezón. El cachorro parecía muy divertido viéndome cubierta.
Lo que no pude hacer fue nadar en la alberca, tenía muchas ganas pero no se me invitó así que me quedé en la orilla. Otra vez será.
El día que regresamos a casa yo estaba exhausta y no podía más, hasta fue un alivio regresar a la ciudad para poder descansar. Una vez en mi cuarto dormí y dormí…

No sé si regresaré algún día pero si no lo hago está bien pues ya he conocido algo que muchos perros no se imaginan que existe y que ni en sus sueños más hermosos pueden ver.
Siempre recordaré lo que sentía al estar con mi familia disfrutando de su compañía y al lado del mar, fue algo que siempre estará conmigo y sé que con ellos también. Vi a mi humano particularmente feliz de que yo estuviera ahí con él. Para mí él siempre ha sido y será la parte más importante de mi existencia. Toda mi vida he estado a su lado y sé que siempre será así.

Solo quisiera que más perros tuvieran a alguien como él, que se preocupa por mí y me hace tan feliz.

sábado, junio 25, 2011

El viaje a la playa. Parte 1.

Por fin el día llegó.



Mi humano nos preguntó por días y días a Aretha y a mí si ya teníamos listas nuestras maletas y nosotras no entendíamos. Pero un día llegaron más miembros de la familia a la casa y me puse muy contenta porque la mamá de mi humano también venía y ella juega conmigo y me abraza. 

Éramos muchos en nuestra pequeña casa pero a mí no me importa pues siempre que hay más gente significa comida y juegos. Además, tengo más camas en donde dormir.

Solo una luna durmieron en mi casa y luego empezaron a juntar sus cosas y me puse triste pues pensé que se irían todos y me quedaría sola. Cuando vi que mi humano agarró su mochila me angustié pensando que se iría de mi lado por no sé cuánto tiempo, sin embargo, eso cambió pronto pues vi que agarró las correas. ¡Que felicidad tan grande! ¡Viajaríamos todos!

No me pude controlar y me puse a saltar y a ladrar y Aretha igual, a mi humano no le gusta que hagamos eso pues tarda más en ponernos la correa pero no es algo que podamos controlar, los perros no sabemos disimular nuestra emoción ni entendemos porque deberíamos hacerlo. Entonces escuchamos que había llegado la hora del viaje a la playa. Algo que me había prometido mi humano por mucho, mucho tiempo por fin se iba a cumplir. Aunque no sabía lo que era, yo estaba feliz por tener una familia que me toma en cuenta y me lleva de paseo.

Nos subimos a una especie de casa más chica que la mía y resulta que se movía.  Mi humano y su hermano iban adelante, su mamá atrás con Aretha y un nuevo miembro de la familia (hembra) y en medio íbamos mi humana, el bebé y yo.

Yo quería ir adelante con mi humano pero solo pude meter mi cabeza entre su asiento para poder estar cerca de él, ¡hacía mucho calor!.

Después de un rato que me pareció eterno, llegamos a nuestro destino. Yo recibí toda clase de olores agradables y desconocidos, uno de ellos era el delicioso olor a coco pero aun no sabía porque ese alboroto de ir a la playa pues no alcanzaba la ventana...

Continuará...


lunes, enero 31, 2011

Semana de perros héroes.

Hola a todos. Hoy me conecto rápidamente para contarles que en el blog de mi humano toda la semana será de Perros Heróes. Conocerán la historia de algunos de los mas grandes perros de mi especie que han dado o arriesgado su vida por amor a los humanos o a otros animales.

No se lo pierdan.

http://desveladoyaburrido.blogspot.com/

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